lunes, 29 de octubre de 2007

La importancia del dibujo en el desarrollo del niño

Algunos especialistas concuerdan en que los niños pequeños, cuando pintan, no tienen intención alguna de representar objetos; sino que en lugar de esto pintan sentimientos, tratando de expresar lo que sienten y como lo sienten.
Otros autores señalan que la pintura es primeramente una actividad motora y una extensión de los movimientos infantiles. Sin embargo, puede también expresar lo que el niño siente en ese momento, puesto que su cuerpo es su vehículo primario de expresión.
Cuando un niño enfrenta por primera vez los materiales gráficos ( pintura, caballetes, pinceles, tarros de pintura, crayones, lápices, papel de diario y de dibujo, etc. ); éstos aparecen como una invitación a la investigación y fuente de experiencia inmediata poniéndolos en contactos con sus órganos para la exploración: ojos, piel, nariz y boca.
Una vez superada la primera instancia, surgen dos funciones primordiales en la actitud del niño frente a la pintura: primero la expresión de impulsos interiores que el niño no comprende del todo, y segundo, el alivio de presiones emocionales.
Al respecto, Bland señala que a los niños les resulta tan normal pintar y dibujar como hablar, y que aquellos medios proporcionan un tipo de lenguaje más básico que el habla y la escritura, porque son más directos e inmediatos. Es decir, que a través del color, la línea y la forma, puede proyectar emociones y sentimientos sin la intervención de la palabra, ofreciendo ciertos indicios reveladores con respecto a aspectos del mundo que son importantes y problemáticos para él. Esto es particularmente cierto durante los años pre-escolares ( entre 2 - 4 años ), cuando los niños actúan con mayor impulsividad, libertad y espontaneidad que en cualquier otra etapa del desarrollo. A ésto se suman las dificultades que experimentan en relación al lenguaje, pareciendo más atraídos hacia los materiales gráficos, no por lo que puedan llegar a producir en sí, sino por el solo hecho de pintar.
Todos los entendidos interesados en la pintura como medio de promover la salud mental consideran que ésta ofrece mayor oportunidad para la liberación emocional que cualquier otro medio. Su virtud particular reside en que el individuo puede lograr dicha liberación sin informar necesariamente a otra persona sobre sus dificultades o la naturaleza de sus sentimientos.
E. Liss se hace eco de los sentimientos de muchos otros especialistas cuando dice: ¨ En primer lugar, la actividad constituye una liberación emocional, un fenómeno catártico que puede encerrar un elemento temporario y no particularmente intencional, que no corresponde a una válvula de seguridad para la energía reprimida, o bien puede ser un paso en un proceso que posteriormente se vuelve objetivamente más intencional ¨.
También señala que : ¨ ...la disminución de la ansiedad y el logro de satisfacción constituyen importantes subproductos de la forma artística terminada ¨.
Otros especialistas han hecho afirmaciones más específicas sobre la significación de las pinturas para distintas clases de niños. Alschuler y Hattwick enumeran los siguientes signos indicadores de la liberación: conducto más libre durante la situación pictórica que en el curso de otras actividades, mayor verbalización personal, mayor interacción social, más risas y otras expresiones de placer, y más manifestaciones afectivas, como demostraciones de afectos u hostilidad. Sugieren que ofrece un valor terapéutico genuino, ya que se presta a la expresión simbólica y es posible utilizarla para sublimar sentimientos y ansiedades imposible de expresar en formas más directas y manifiestas.
Despert observa que el dibujo constituye una buena vía de escape para los niños activos, porque permite la expresión motora pura.
En cuanto al niño retraído y reprimido, existe acuerdo en el sentido de que la pintura también puede tener un efecto estimulante y saludable. Debido a la falta de reglas con respecto a cómo decir lo que uno necesita expresar a través de la pintura, el niño tímido no teme acercarse a este medio. Aquellos a quienes se ha inculcado un temor a la suciedad, pueden encontrar en ella una vía de salida que no viola los controles establecidos. En el caso de un niño que se muestra retraído porque está preocupado por problemas y confusiones interiores, la pintura puede ser un gran alivio y un puente con la realidad.
Sin embargo, todos los especialistas en este campo se unen para advertir que es imposible comprender los significados sin una cierta medida de verbalización por parte de los niños. Incluso, la compresión no resulta fácil y a menudo requiere las técnicas altamente desarrolladas de la psicología profunda.

Períodos del garabateo ( de 2 a 4 años )

Aproximadamente a los 2 años el niño comienza a hacer rayas sobre el papel. Estos movimientos son incontrolados y el resultado de los mismos consiste en líneas que demuestran movimientos sin dirección. Esto sucede debido a que el niño no tiene control sobre su actividad motriz. Por eso a esta edad no hay que obligarlos a realizar actividades que requieran coordinación ni exigirles que dibuje algo real que satisfaga la imaginación de los adultos.

Cuando no existe diferenciación:

Después que el niño lleve una considerable práctica garabateando, lo que insume aproximadamente unos seis meses desde que comenzó a hacerlo, descubrirá, en su momento dado que existe una correspondencia entre sus movimientos y las marcas que deja en el papel. La duración de este período no es algo fijo sino que puede extenderse o acortarse.


Garabateo longitudinal o controlado:

En cuanto el niño comienza a repetir los mismos movimientos una y otra vez, podemos estar seguros de que ha descubierto la regulación visual de los mismos. Desde ese momento el niño traza sus líneas conscientemente, ya hacia arriba y abajo o de derecha a izquierda o viceversa, aunque se mezclen movimientos que por ahí no lo son. El constituir el control de los movimientos constituye para el niño una experiencia vital. No sólo logra confianza en sí mismo mediante esa sensación de dominio, sino que también siente visualmente lo que hace por primera vez, lo que hace kinestéticamente. Será el momento para solicitarles la ejecución correcta de actividades que requieran coordinación motora. El niño comprenderá y gozará practicando la nueva habilidad que ha adquirido. Después de haber asegurado su dominio gracias a las constantes repeticiones, empieza a intentar tipos de movimientos mas complejos. Como consecuencias aparecen líneas circulares, que suelen ser el resultado de movimientos ejecutados con todo el brazo.

Adjudicación de nombres a los garabatos:

Un buen día el niño empezará a contar cuentos al mismo tiempo que traza sus garabatos. Dirá que es un tren tirando humo aunque sea imposible reconocer el tren ni el humo. Esto de ¨ poner nombre a los garabatos ¨ es sin embargo de la mayor importancia para el futuro desenvolvimiento del niño, pues significa que su pensamiento ha cambiado completamente. Hasta allí estaba conforme con los movimientos mismos, pero de allí en adelante el niño los relaciona con experiencias imaginadas. Ha cambiado del pensamiento kinestésico, representado por los movimientos, a un pensamiento imaginativo, representado por figuras. Este cambio decisivo solo puede ser apreciado si se considera que la mayor parte del pensamiento humano durante el transcurso de una vida se coordina con un concepto representado por figuras. La mención de cualquier nombre, acción, asociación o experiencias por las que se haya pasado implica, corrientemente, una unión con el idear en imágenes.
El color desempeña un papel secundario en el garabateo. Demás esta decir que al niño le gusta usar colores durante esta etapa, pero es posible que su uso pueda distraerlo de lo fundamental, que es el establecimiento de la coordinación motriz. Los niños que son muy atraídos por el color interrumpen frecuentemente la ejecución de sus garabatos para manchar de pintura el papel de que disponen. Si bien esto puede dar salida a algún estado de tensión, cosa importante para el niño, el hecho puede transformarse en hábito si se repite a menudo.

Etapa preesquemática ( de los 4 a los 7 años )

Son los primeros intentos de la representación. El simple hecho que se consiga el comienzo de una simple relación con la realidad será de mucho mayor significado que la calidad lograda en su representación. Un movimiento circular para indicar una cabeza y movimientos longitudinales para representar brazos o piernas, producidos en relación funcional, servirán suficientemente, para darnos la semejanza de un hombre. Esto inspira los primeros intentos de representación realista. En este instante comienza una nueva forma de dibujo: la creación consciente de la forma. El niño constantemente busca nuevos conceptos, para los que pronto establecerá su propio e individual patrón, su propio esquema. Antes de alcanzar esta etapa , es decir, durante el período preesquemático, su búsqueda se caracteriza claramente en sus dibujos por el constante cambio de las formas de ,los símbolos que utiliza. El niño representará a un hombre completamente distinto a como lo efectuará mañana. Es que aún no ha establecido un aspecto fijo, lo que hace que utilice una gran variedad de símbolos de formas para representar al mismo objeto.
El niño utiliza su conocimiento activo para las representaciones al igual que para hablar, y el conocimiento pasivo es el que el niño posee pero no usa, y eso es lo que hay que lograr que el niño utilice mediante su expresión.
Durante esta etapa preesquemática el niño se halla en el mejor estado para construir nuevos conceptos de formas y para enriquecer los símbolos con que los representa. Osea que la estimulación es de mayor importancia durante esta edad porque el niño tiene gran flexibilidad, entonces hay que activar sus conocimientos pasivos mediante experiencias individuales.
No ha adquirido una experiencia del espacio , y aún no se ha sentido a sí mismo como parte del medio. Esto es muy importante para la cooperación y para la coordinación visual. La incapacidad infantil para correlacionar las cosas en el espacio es una clara indicación de que no está maduro para cooperar socialmente, ni tiene el deseo de coordinar letras o de aprender a leer, por lo tanto se debe utilizar las expresiones en el dibujo.

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