lunes, 29 de octubre de 2007

El juego en los 3 años

Existen apreciables diferencias en los juegos y en las formas de jugar entre un niño que transita su tercer año de vida y otro de cinco año dispuesto a ingresar a la escuela primaria.
El juego del niño a esta edad, como toda su actividad, está regido por la gran sombra del Mayor. Los adultos, y mas generalmente los niños más grandes, son los dioses que el niño adora, hacia los cuales el niño quiere elevarse, los que copia en todos sus actos...
También el juego depende indirectamente de la actividad de los adultos.
Estos señalamientos, generalizables a toda la infancia, a los tres años aparecen con suma evidencia. El niño busca conectarse con el adulto, lo reclama insistentemente para participar en sus juegos; padres y maestros deben realizar un esfuerzo adaptativo muy grande para atender a las solicitudes de participar en juegos fantásticos, muchas veces incomprensible, variables e inconstantes.
El pequeño no comprende claramente que el universo del adulto es diferente al suyo, a él le parece que es un niño mas, a pesar de su superioridad.
Esta búsqueda del adulto se debe además, a sus dificultad para jugar en grupo o con otros niños de la misma edad. Si bien realiza un gran esfuerzo para romper su egocentrismo, no es capaz aún de establecer contactos cooperativos persistentes con sus pares, lo que lo lleva a cambiar de compañeros rápidamente y consecuentemente de actividad.
El adulto es quien le puede ofrecer el marco de continencia para un juego mas organizado y que le permita vivencias más profundas.
A diferencia del niño de dos años este ahora puede modificar su juego a partir de una consigna oral clara y precisa.
Mantiene un alto grado de actividad motriz, la cual puede organizarla en función de una mayor comprensión del lenguaje oral y de las propuestas externas que provienen del Mayor; ésto tiene una incidencia manifiesta en su paulatina inserción en el juego grupal.
Su evolución neuromuscular le permite realizar todas las acciones motrices consideradas básicas: corre, salta, trepa, atrapa, arroja con dirección, etc. Ello amplía notablemente su posibilidad de jugar con su cuerpo, con los objetos y con los otros.

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